Un jardín
Yo habité un jardín donde las nueces caían del árbol antes de madurar mucho antes. En el suelo conservaban su piel lisita y verde que había que dejar ir con el viento y el sol o a veces con la lluvia. Recién ahí partirlas en dos mitades imperfectas que crujían oleosas en la boca. Cuando las olvidábamos una sombra les crecía adentro y al abrirlas a destiempo esparcían el polvo rancio de las horas. Yo habité un jardín con un árbol de peras desabrigado a cualquier hora de cualquier día torcido y flaco lleno de manchas grises y redondas, que igual paría unas pocas flores que se volvían carne verdeamarillenta siempre dura y rota. Yo habité un jardín donde un ciruelo frágil al viento otoño en el verano perdía en cada tormenta un brazo e igual daba su guerra para llegar antes de la lluvia y contra el hambre. Un jardín que prometía futuro y flores en un durazno que iba a ser redondo y dulce a romperse el ...